La mentira es parte de cada persona, no podríamos socializar si todosdijeramos la verdad (aunque Dr. House sea un caso interesante, es ficticio), pero hay veces en que la mentira se vuelve dañina para quién miente y para quen le rodea, cuando se lleva al extremo. El pókar me parece el ejemplo perfecto para describir que la mentira es un arma de doble filo, si mientes lo suficiente ganarás, pero también puedes perder ya que no sabes la realidad de los demás, por otro lado quien siempre es honesto sabe cuando arriesgarse y cuando no.
Yo soy un mentiroso por naturaleza, no puedo vivir sin ella, a veces miento por placer (si, por placer, aunque no lo crea sea quien sea que lo esté leyendo), al decir que he dicho o hecho x o y cosa que puede ser parcialmente cierto o totalmente mentira, pero que me hace quedar bien con los demás o genera algún sentimiento entre las personas (lo siento Ireri) otras veces he mentido para no lastimar, y unas cuantas más por miedo a decepcionar a mis padres, que me consideran el hijo perfecto (quizas mi papá no y eso se lo agradezco mucho), el caso es que he mentido muchisimo a lo largo de mi vida, tanto que he perdido conciencia concreta de quien soy yo, que quiero o a donde voy, tanto que a veces no sé hasta donde llegan mis capacidades y mis límites, incluso no se si en realidad amo a quien digo que amo.
Entre muchas de las cosas de las que no estoy orgulloso esque he tomado personalidades, y mi yo, mi "psi-que" (jaja o mi "KI", trasgiversando un poco esta información de wikipedia) se adapta según con quien esté y no soy completamente auténtico, no quiero que mentir se convierta en una enfermedad que me impida desarrollarme como persona, amigo, pareja, individuo, quiero saber quien soy y tengo que empezar por dejar de mentir, lo voy a intentar, y me despido con le siguiente cuento, no es mio pero está bonito, lo encontré aqui.
Tabién ignoro si el autor de ese blog lo escribió, pero si si pues gracias a el xD
- ¡Ay, hija mía! ¿Qué preguntas me haces? ¿Por qué miente la gente? Pues mira, en realidad, cada persona tendrá sus razones, incluso te diré más, hay distintos tipos de mentiras.
- ¿Distintos tipos de mentiras?
- Sí, cariño, para mí hay cuatro tipos de mentiras. Te explico. El primer tipo de mentiras realmente no se puede considerar una mentira, son metirijillas. Son las conocidas como mentiras piadosas. Una mentira piadosa es esa que se cuenta para hacer más llevadera una verdad.
La pequeña se queda pensativa un segundo, mira al abuelo y le espeta.
- No lo entiendo, ¿si es una mentira cómo puede hacer más llevadera una verdad?
- Déjame que te ponga un ejemplo. ¿Recuerdas el guiso de carne que hizo la tía Berta la semana pasada?
- Sí, estaba malísima.
- Lo sé. ¿Y recuerdas qué decía todo el mundo?
- Sí la gente le decía que no estaba mal. Sabía muy mal.
- Sí, pero de haberle dicho que sabía mal podría haberle molestado. Piensa que le había llevado toda la mañana hacerla y había puesto mucha ilusión en ello. Eso es una mentira piadosa. Pero también acuérdate de que luego le estuvimos dando consejos para que la próxima vez que lo hiciera supiera mejor. Es una mentira, sí, pero es para que alguien a quien quieres no se lleve un mal rato.
- ¡Ah! Entiendo. ¿Cuál es el segundo tipo de mentira?
- El segundo tipo de mentiras son las que se dicen para hacer daño a la gente.
- ¿Para hacer daño? ¿Como un pellizco?
- No, se dicen para hacer daño en el corazón.
- ¿Te pellizcan el corazón?
El abuelo suelta una sonora carcajada mientras mira a su pequeña.
- Se podría decir que sí, como si te quisieran pellizcar el corazón. Eres muy pequeña para comprender este tipo de mentiras. Son una cosa muy fea. Ya hablaremos de esto cuando seas algo mayor.
- Vale, abuelo.
- El tercer tipo de mentira es el que se dice para engañarse a uno mismo.
La cara de la niña es un cuadro. Se nota que no entiende nada porque sus ojos van de un lado a otro, como buscando en su pequeña cabecita la respuesta a tantas preguntas que se le amontonan.
- Veo que no lo tienes muy claro, ¿verdad?
- No.
- A veces, para poder mentir a los demás hay que empezar por mentirse a uno mismo. Si no te engañas a ti mismo no puedes engañar a los demás. Una vez que tú mismo te crees tus mentiras estás en disposición de mentir a los demás.
- ¿Y por qué la gente va querer mentirse a uno mismo?
- Por la misma razón por la que nacen todas las mentiras, por miedo.
- ¿Miedo? ¿Miedo a qué?
- Miedo a la verdad, pequeña, miedo a la verdad. La verdad a veces puede ser cruel, aunque sea la verdad.
- A mí no me gustan que me mientan.
- Claro que no, pequeña, a nadie. Pero mucha gente no está preparada para escuchar la verdad. Es más, hay mucha gente que no está preparada para sus propias verdades, entonces es cuando se engañan a si mismos y engañan a los demás.
Ambos se quedan en silencio. El abuelo mira a la pequeña y le dice.
- No te preocupes, eres muy pequeña para entenderlo. Espero que nunca tengas que engañarte a ti misma.
- Yo también.
El abuelo continúa hablándole.
- Por último, mi amor, están las medias verdades. Yo no las considero una mentira como tal pero hay mucha gente que opina que no decir toda la verdad es mentir.
- ¿Cómo se dice una verdad a medias?
- Es fácil, solamente hay que decir una parte de las cosas y no decir la otra parte. Te pondré un ejemplo. El otro día fuimos juntos al parque, ¿verdad?
- Sí, estuvimos en los columpios, en el tobogán y luego fuimos al quiosco.
- Eso es. ¿Y recuerdas que te dije que no le dijeses nada a mamá de la bolsa de gusanitos?
- Sí.
- Cuando llegamos a casa mamá te preguntó si lo habías pasado bien y tú respondiste que sí y no le dijiste nada sobre los gusanitos.
- Sí, porque a mamá no le gusta que los coma.
- Como no le dijimos nada de la bolsa de gusanitos se puede decir que le contamos la verdad a medias y no pasó nada, ¿verdad?
- No.
De nuevo se callan y la niña termina por preguntar.
- Abuelo, ¿me has mentido a mí alguna vez?
- No -responde al instante el viejo.- Nunca. No hay ninguna razón para mentirte a ti, mi amor.
- Vale, porque me gustaría que me dijeses la verdad siempre. ¿Vale?
- Vale, cariño. Yo siempre te diré la verdad.
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